miércoles, 21 de mayo de 2014

CONCLUSION





En México, el modelo neoliberal ha significado el desmantelamiento de la economía nacional y la pauperización del nivel de vida; esto en sí mismo ya es mucho decir, ya que de aquí se derivan la mayoría de los problemas que aquejan al país. El mismo fenómeno de la economía criminal expresada en el crecimiento del narcotráfico es resultado de un campo abandonado, así como de un campesino vulnerado por la pobreza y que se encuentra en la total indefensión. Suponiendo que la estrategia para acabar con este tipo de actividad ilícita es bienintencionada, es decir, que no hay intereses de ningún otro tipo, ha resultado la decisión más equivocada, ya que nos arroja un saldo de aproximadamente 60,000 muertos y un país donde la actividad económica  productiva se ve amenazada por la delincuencia organizada. El mismo país donde el libre tránsito por las carreteras nacionales se convierte en un acto verdaderamente temerario, y donde la soberanía nacional es cada vez más vulnerada por la intervención –dizfrazada de cooperación- de los Estados Unidos.  Otro devastador resultado de la falta de oportunidades en nuestro país es la migración, exagerada por un mal planteamiento del TLC que jamás aprobó el capítulo de libertad de tránsito de mano de obra. La gran paradója de la migración es que Estados Unidos y Canadá, al establecer un orden neoliberal, crean a los migrantes que buscan una mejor vida en sus territorios.

El desempleo, la caída del salario real, la pérdida de condiciones de trabajo dignas, son resultado de una política laboral que desproteje a la fuerza de trabajo en favor de la competencia y la reducción de costos, esto representa un gran conflicto para la clase tranajadora ya que depende del salario como medio de vida.

En conclusión, México ha experimentado el neoliberalismo como una serie de eventos que han impactado de manera negativa a la economía y a la sociedad. Es necesario reconsiderar el papel que juega el Estado en dicha economía, un rol que en países de Europa, por ejemplo, se ha votado por una participación más amplia que ponga orden al caos que el mercado anárquico y voraz creó desde la decada de los ’80. En México tambien debe darse un cambio de rumbo, aquí hace falta instaurar un modelo que permita un desarrollo del país incluyente, que esté enfocado a crear y mejorar el empleo, que exista una mejor educación y que invierta en su propio progreso. Es momento de parar el saqueo de recursos nacionales, que pueden ser utilizados para las necesidades propias de éste país y que no vayan a parar a las cuentas bancarias de las empresas y los hombres ya enriquecidos. Es momento de que salgamos del caos en el que hemos estado sumergidos durante casi 30 años.

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